martes, 9 de marzo de 2010

Perdidas en el bosque ( Beatriz Santiago, 2ºB)

Allí estábamos, ella y yo, en medio de la nada. Nos habíamos perdido. El resto del grupo se había alejado y lo peor de todo era que empezaba a anochecer. Era un bosque con grandes pinos y a pesar de no haber mucha humedad en el ambiente, había llovido días atrás y el suelo estaba embarrado.

Eran las siete de la tarde, hacía ya dos horas que andábamos sin descanso y me encontraba con una de las personas más calladas que conocía: Esther Larumbe. La rubita y delgada niña que, siempre en segundo plano, nunca se hacía notar.

Esta vez nos habían puesto de compañeras en la excursión y gracias a mi curiosidad había hecho que nos perdiéramos. Cuando me había parado a cortar una flor extraña para nuestro herbario las demás habían desaparecido.

Teníamos los pantalones mojados, las zapatillas sucias y arañazos insignificantes pero incómodos que hacían que la situación fuera más desagradable aun. Pero no estaba todo perdido. Puedo reconocer que soy una chica urbana, con cierto aire pijo y que no sabe moverse por esos lugares. Pero sabía que Esther, que vivía en Eugui, ese pueblito de perdido de las montañas Navarras, tenía madera de aventurera.

Sacó su brújula y tranquilizándome, empezó a indicarme el camino por el que debíamos seguir. Según nos habían dicho, nuestro destino se encontraba al norte. En media hora habíamos salido del bosque y habíamos encontrado una casita que, posiblemente, significaba nuestro regreso.

1 comentario: