jueves, 10 de junio de 2010

Cancioncilla sevillana ( Federico García Lorca) y Amanecía en el naranjel ( Beatriz Santiago)

Cancioncilla sevillana ( Federico García Lorca)

Amanecía
en el naranjel.
Abejitas de oro
buscaban la miel.
¿Dónde estará
la miel?
Está en la flor azul,
Isabel.
En la flor,
del romero aquel.
(Sillita de oro
para el moro.
Silla de oropel
para su mujer.)
Amanecía
en el naranjel.

Amanecía en el naranjel ( Beatriz Santiago)

Estaba Isabel paseando por uno de sus lugares preferidos, el naranjel de su tío Paco. El sol se alzaba poco a poco y ella observaba con atención las flores que habían brotado sobre los macizas ramas de los árboles y que pronto se convertirían en naranjas.

Se sentó en la hierba, húmeda todavía, y suavemente se fue sumergiendo en un ligero sueño. Todo había cambiado de repente, ya no había flores sino naranjas; las abejas no buscaban el polen y los pájaros luchaban por conseguir algo de alimento de los naranjos; casi todos sus familiares estaban recogiendo la cosecha.

Entonces el tío Paco la llamó y la invitó a subirse a la escalera más alta, para coger la naranja más grande y bonita de todo el naranjel. Isabel subió y extendió el brazo, pero no llegaba, se agarró a una rama, pero no podía cogerla. Escuchó a su tío diciendole: - ¡Venga Isabel, qué no llegas!, ¡ Qué no llegas!

Se despertó entonces. El tío Paco iba a llevarle a su clase de piano y si no se ponían en marcha no iban a llegar.

El sol estaba alto y las abejas zumbaban buscando la miel. Había amanecido en el naranjel.

miércoles, 9 de junio de 2010

"Canción del niño alegre" (Gloria Fuertes) y "El mundo y mi caballo" (María Pascual)

Canción del niño alegre (Gloria Fuertes)

Yo quisiera ser herrero
para una fragua comprar
con un yunque chiquitito,
un martillo de cristal.
Veo que por el camino,
por el verde prado llano,
viene, pasito a pasito,
un herido parroquiano.
Trae tres heridas abiertas
y muy vendada una mano.
Entra un caballo cojito.
¿Por qué viene cojeando?
Ha pasado un automóvil
y me ha dejado sin mano.
Yo le pondré la herradura.
¡No! ¡Que no puedo pagarlo!
Soy un caballito pobre.
¡No me la ponga de oro!
Yo se la pondré de cobre.
No me haga usted daño, que lloro.
¡No sea usted miedoso, hombre!
Cante usted conmigo a coro.
Yo quisiera ser herrero
Para una fragua tener
y a los burros pequeñitos,
y a los burros pequeñitos,
los zapatos componer.


El mundo y mi caballo (María Pascual)
 
Esta historia transcurre a mediados de la alta Edad Media en un pueblecito del Reino de Navarra llamado Estella.
 
Nuestro protagonista se llama Jacobo, un niño de ocho años que vivía con sus padres y su hermana. Poseian una herrería además de un hostal para los peregrinos que hacían el camino de Santiago a los que Jacobo adoraba porque le contaban siempre historias de lejanos lugares que llenaban su mente de deseos de conocer el mundo.
 
Pero un día, unos bandidos incendiaron y redujeron a cenizas la herrería y el hostal de la familia y los años que siguieron fueron muy dificiles para salir adelante.
 
Cuando Jacobo cumplió los trece años, un día salió al bosque a recoger leña y se encontró un caballo herido y sin herraduras que se acercaba a él lentamente. Fue entonces cuando supo lo que debía hacer: curar y poner unas herraduras al caballo e ir a buscar fortuna a otros lugares montado en él.

Viajó hacía los fríos paises del norte donde descubrió grandes ciudades dedicadas al comercio de nuevos materiales y alimentos traidos de diversas partes del mundo y allí hizo fortuna.
 
Seís meses más tarde volvió a casa con oro suficiente para construir la herrería de nuevo, en la que poner otras herraduras a su caballo y con la que proporcionaría a su familia una vida mejor.
 
 

martes, 8 de junio de 2010

La poesía se convierte en prosa

¡Hola a todas!

Siento haber tardado en actualizar nuestro blog pero los últimos exámenes de la carrera y algunas otras cosas me han tenido muy ocupada este último mes.

Voy a ir subiendo estos días los escritos seleccionados en la última sesión del taller literario. El trabajo que había que realizar era escribir una historia en prosa a partir de una serie de poemas que yo había entregado anteriormente a cada alumna.



Un abrazo a todas y ¡mucho ánimo que ya no queda nada para el verano!