martes, 13 de abril de 2010

El poder de la primavera

Una triste mañana invernal Lucía, inquieta en su cama, decidió levantarse e irse a dar un paseo por el lúgubre y frío bosque que se hallaba cerca de su casa.

Empezó a caminar sin rumbo y se adrentro entre los grandes pinos que formaban el bosque. Cuando se paró un segundo, descubrió que se había perdido. Entonces comenzó a llover. Las densas cascadas de agua iban aumentando por segundos, Lucía no podía más, desfalleció y se sumió en un profundo sueño.

Se despertó y descubrió con enorme asombro que se había convertido en un charco. Lo que no s epodía imaginar era que lo que para ella habían sido unos minutos en realidad habían sido meses enteros. Ya no habñia nubes ni lluvia y lo único que había a su alrededor era una frondosa vegetación repleta de flores primaverales. Tampoco se imaginaba que su rostro había quedado sellado en ese paqueño charco olvidado.

Desesperó, se sentía muy sola. Derrepente oyó unos pasos que hicieron que pusiera cierta confianza sobre el anónimo caminante. Éste, al llegar al lugar donde se encontraba el charco, y al ver en él sellado el rostro de la joven, sintió algo que no pudo expresar con palabras y le dejó una rosa.

Gracias a esta muestra de cariño Lucía volvió a convertirse en humana. Gracias a esa rosa que había florecido en la primavera pudo vivir felizmente junto al hombre que tanto la amaba.



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